Gasperini y Retegui dan mucho que pensar al Celta
Con la contundente derrota ante el Borussia Dortmund, subcampeón de la Liga de Campeones de la temporada pasada, todavía fresca en la memoria, la perspectiva de otro partido fuera de casa contra el ganador de la Europa League es un tanto desalentadora.
En Atalanta, el Celtic se enfrentará a otro rival capaz de convertir la defensa en ataque en un abrir y cerrar de ojos y que marca goles por diversión -aunque, en el caso de los italianos, también pierden unos cuantos-.
A pesar de un par de bajas importantes y de una larga lista de lesionados, el equipo que salga de inicio el miércoles contra el Celtic seguirá contando con muchos de los integrantes del equipo que derrotó al campeón alemán Bayer Leverkusen en Dublín para conquistar su primer trofeo europeo y tan sólo la segunda gran copa de plata de su historia (¿quién puede olvidar la Coppa Italia conquistada en 1962-63?).
El Atalanta se quedó a las puertas del doblete la temporada pasada, al perder contra el Juventus en la final de la Copa nacional, y terminó cuarto en la Serie A.
No es un gigante tradicional del fútbol italiano, ya que nunca ha ganado la Serie A, pero en los últimos tiempos ha pasado de ser un club "yo-yo" a clasificarse en serie para las competiciones europeas, y eso se debe en gran parte al nombramiento en junio de 2016 de Gian Piero Gasperini como entrenador.
Galo Gasperini
La palabra "espadachín" viene a la mente cuando se trata de encapsular el estilo que a Gasperini le gusta que jueguen sus equipos.
El hombre que se hizo famoso como entrenador en el Génova, pero que luego flaqueó en el Inter de Milán, ha encontrado un hogar en Bérgamo y, tras un comienzo titubeante, es venerado por llevar al club a su mejor clasificación de la historia en la liga, el tercer puesto, en 2018-19, y luego repetir la hazaña en las dos temporadas siguientes.
Con ello llegó la Liga de Campeones por primera vez -ésta será su cuarta campaña en la élite europea- y un número creciente de admiradores del fútbol ofensivo de Gasperini. No es Catenaccio.
Los goles están casi siempre asegurados para los asistentes al Estadio Gewiss (el empate a 0-0 con el Arsenal fue una rara excepción), a menudo en ambas porterías, ya que el ataque despreocupado deja espacios por explotar detrás de una zaga alta.
Pero basta con recordar el 3-0 endosado al Liverpool en Anfield camino de la final de la Europa League para darse cuenta de que se trata de un equipo con mucha calidad.
Estrellas desaparecidas, viejos y nuevos héroes
Mateo Retegui ha marcado ocho goles en 11 partidos con el Atalanta esta temporada
El Atalanta ha tenido que hacer frente a la marcha de uno de los hombres clave de la temporada pasada, Teun Koopmeiners, el centrocampista que fichó por el Juventus por 46 millones de libras, y a la pérdida de su principal delantero, Gianluca Scamacca, por una lesión de ligamentos cruzados sufrida en pretemporada.
La defensa se ha visto afectada además por una serie de lesiones, la última de ellas la del bosnio Sead Kolasinac.
Viejos servidores como Marten de Roon, que últimamente juega como central auxiliar, y Mario Pasalic han entrado en escena, mientras que la afición tiene un nuevo goleador al que adorar.
Mateo Retegui, un italiano nacido en Argentina, llegó en verano procedente del Génova por una bonita cantidad de dinero, y con su delicioso remate picado contra el Venezia el domingo sumó su octavo gol en ocho partidos de liga.
Un penalti parado a David Raya en el primer partido de la Liga de Campeones es la única mancha en su historial hasta la fecha. Cuidado con el Celtic.
Y eso antes de tener en cuenta al hombre cuya tripleta en Dublín hizo historia en la final de la Europa League, Ademola Lookman.
El nigeriano, que ha marcado tres goles en este comienzo de campaña, uno de ellos en la victoria por 3-0 contra el Shakhtar Donetsk en la Liga de Campeones, estará ansioso por aumentar esa cuenta el miércoles.
El Celtic pagó por su ingenuo planteamiento en Dortmund. Un planteamiento similar en Bérgamo podría tener un resultado parecido.
